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Mejores prácticas antes de firmar un contrato

Escrito por Irina Weisson | 29/10/19 19:56

Un contrato es un acuerdo escrito, entre dos o más partes que se comprometen recíprocamente a respetar y cumplir una serie de condiciones. Es un acuerdo de voluntades que genera derechos y obligaciones para las partes.

¿Por qué es importante firmar un contrato?

Al firmar un contrato, queda por escrito una descripción clara del producto o servicio, así como el pago, términos y condiciones acordadas entre las partes.

Entre algunos ejemplos de contratos se encuentran:

  • Contratos por obra o tiempo determinado: fija un límite temporal específico.
  • Contratos indefinidos: no establece ningún límite de tiempo en la duración del contrato.
  • Contratos formativos y de prácticas: contratos cuya finalidad es la formación para después poder desempeñar una función concreta en la empresa.



Ahora bien, antes de firmar un contrato se debe leer bien todas las cláusulas y estar seguro de lo que se está firmando. Por ello, se deben tener una serie de factores que constituyen una buena práctica antes de firmar un contrato. Son las siguientes:

  1. Analizar la situación y establecer objetivos: Esto implica conocer el estado de la empresa o del proveedor, analizar el sector, comparar datos del mercado, y estudiar todas las condiciones.
  2. Informarse: analizar bien a un proveedor en cuanto a qué productos ofrece, qué precios propone o incluso con qué clientes ha trabajado y qué opinión tienen de él.
  3. Dar a conocer a la empresa: mostrar los productos, servicios y filosofía empresarial. Mientras más personalizada mejor.
  4. Demostrar que se está informando: demuestra que no se firmará el contrato a cualquier precio. Lo que significa dejar clara una postura al respecto de la negociación.
  5. Tomarse el tiempo necesario: aunque se esté 100% seguro de llegar a un acuerdo, es importante días de reflexión antes de cerrar.
  6. Asegurarse de que todas las condiciones estén por escrito: precios, exclusividad, condiciones de pago, etc.

Mientras más completo y detallado sea un contrato, es mejor. Esto permite dejar claro los derechos y obligaciones de las partes y evitar que surjan controversias. También, es recomendable asesorarse con especialistas.